Foto: Caretas
A propósito del fallecimiento de Margarita Patiño (II)
Margarita Patiño Rey Sánchez nació en Huancayo el 27 de agosto de 1952. Cursó estudios de Enfermería en la Universidad Nacional del Centro. Se casó con el periodista Hugo Bustíos Saavedra, con quien tuvo 4 hijos: Sharmelí, Patricia, Celia y Hugo Bustíos Patiño.
Durante la violencia política, la familia Bustíos Patiño residió en Huanta, donde Hugo Bustíos era empresario y periodista. Margarita debió hacer frente a situaciones muy delicadas, como la desaparición forzada temporal de Hugo a manos de efectivos de la Marina en 1984, acantonados en el Estadio de Huanta.
Mientras su esposo era sometido a torturas en el estadio, Margarita no escatimó esfuerzos para lograr su liberación. Ella viajó a Lima para entrevistarse con diversas autoridades, a quienes solicitó ayuda. Fruto de los esfuerzos de Margarita, Hugo fue liberado con vida, aunque en pésimo estado de salud, y su recuperación requirió varios meses.
A raíz de esta experiencia límite, Hugo Bustíos dedicó el resto de su vida al periodismo en Huanta, apoyado abnegadamente por Margarita. En 1988, tras el trágico asesinato de su esposo, Margarita asumió la búsqueda de verdad y justicia, mientras debía hacerse cargo de sus 4 menores hijos. Este evento cambió por completo su vida: de ama de casa y madre pasó a tener un rol activo como defensora de los derechos humanos.
Margarita Patiño y su familia recibieron amenazas. Su hija mayor, Sharmelí, debió refugiarse en Venezuela, y Margarita recibió medidas de protección por parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). El caso Bustíos fue derivado a un tribunal militar, que archivó el caso, aduciendo falta de pruebas.
Luego de una larga investigación, en octubre de 1997, la CIDH emitió un informe de fondo sobre el caso, responsabilizando al Estado peruano por el crimen:
“…el Estado peruano ha violado, en perjuicio de Hugo Bustíos Saavedra, los derechos a la vida, libertad de expresión y a la protección judicial […] Con relación al derecho a la vida de Hugo Bustíos Saavedra y a la integridad personal de Eduardo Rojas Arce, el Estado peruano ha violado asimismo el artículo 3 común de los Convenios de Ginebra de 1949”.
Por ello, la CIDH recomendó:
“Que el Estado peruano realice, de inmediato, una nueva investigación seria, imparcial y eficaz de los hechos denunciados a fin de identificar a los autores responsables de la ejecución de Hugo Bustíos Saavedra y del delito de lesiones causadas a Eduardo Rojas Arce”.
El caso Bustíos se reabrió a consecuencia del informe de la CIDH y de las investigaciones de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR). Margarita Patiño dio testimonio público del asesinato de su esposo ante la CVR en abril del 2002, y el asesinato de Bustíos fue uno de los casos emblemáticos recomendados por la Comisión para su judicialización.
En el año 2004, la investigación se reabrió en la Fiscalía Especializada en Derechos Humanos, de Huamanga. El proceso judicial concluyó en el 2007 con la sentencia del coronel EP (r) Víctor Fernando La Vera Hernández y el comandante EP (r) Amador Vidal Sambento a 15 y 13 años de prisión, respectivamente, como coautores de la muerte de Hugo Bustíos. Sin embargo, quedaron por establecer las identidades de otros militares que participaron en el asesinato. Y así fue como se inició el actual proceso contra el general EP (r) Daniel Urresti Elera, en el año 2012; el juicio oral se inició en julio del 2015.
Durante todos estos años, y en todas las situaciones de este largo proceso, Margarita Patiño mostró singular tenacidad y coraje en la búsqueda de verdad y justicia. Emplazó públicamente al general Urresti, entonces ministro del Interior, a “bajar al llano y afrontar su responsabilidad” y enfrentó las agresiones de los simpatizantes de Urresti con valentía y aplomo.
Ya en el presente año, con su salud quebrantada por los largos años de lucha, se vio obligada a pasar un tiempo de descanso en Huanta, por prescripción médica. Su último pronunciamiento, a principios de octubre, fue de rechazo a la sorpresiva sustitución de uno de los jueces de la Sala Penal Nacional.
Margarita había decidido regresar a Lima para participar activamente en la última etapa del juicio oral. Fue entonces que la sorprendió la muerte, el día de hoy a las 7 a.m., en el paraje de Cuenca, Pampas-Tayacaja, en Huancavelica.
Lima, 27 de octubre de 2016