Madres de desaparecidos siguen muriendo sin encontrar justicia

Beatriz Huamaní, murió esperando saber qué pasó con su hijo Marcelino y luchando por dignificar sus restos. Como ella muchas madres, esposas e hijas deben sobrevivir a las secuelas de las violaciones de las que fueron víctimas para reclamar justicia y esperar la restitución de los restos de sus familiares desaparecidos.
El caso Llusita
El 14 de abril de 1983, una patrulla militar de la Base Contrasubversiva de Cangallo realiza detenciones de pobladores de Llusita bajo la sospecha de ser subversivos. En las investigaciones del caso se supo que estas personas fueron torturadas pero entregadas con vida al Jefe de la Base contrasubversiva de Huancapi, quien estaría implicado en su posterior asesinato y entierro a orillas del río Cachimayo.
El caso Llusita es particularmente emblemático porque que permitió revelar las violaciones sexuales de las que fueron víctimas decenas de mujeres, muchas de ellas familiares de víctimas de detenciones y desapariciones forzadas, durante el conflicto armado interno que vivió nuestro país entre 1980 y el 2000, y en el que estuvieron implicados personal militar responsable de las acciones contrasubversivas en las zonas afectadas por la violencia.
La Comisión de Derechos Humanos, Comisedh, que tiene a su cargo a defensa de los familiares de las 14 víctimas de desaparición forzada del caso “Llusita” informó que actualmente se encuentran a la espera de los resultados de las pruebas de ADN aplicadas a los familiares de las víctimas a fin de determinar la identidad de los restos que están pendientes de identificar. A la fecha se han identificado los restos de cinco de las 14 víctimas, y se espera reconocer la identidad de una víctima más. La familia de Beatriz Huamaní Chipana espera que se trate de su hijo Marcelino.
El entierro de la señora Beatriz Huamaní está programado para el día de hoy 6 de diciembre, en el cementerio de la localidad.
Lima, 6 de diciembre de 2018