LUCANAMARCA, 38 AÑOS DESPUÉS[1]
“Un día cuando estaba en la escuela llegaron a mi pueblo los “caminantes”[2]. Nosotros no sabíamos sus nombres, eran como 8 personas entre varones y mujeres […] caminaban cantando. Yo me preguntaba por qué habían venido. Han llegado los “compañeros”[3] decían las señoras y todo empezó a cambiar, ya no era como antes. Los profesores también empezaron a cambiar para mal, venían a nuestras escuelas muy tarde, venían ebrios, ya no enseñaban como al principio y así poco a poco, empezaron llegar muchas otras personas […] había comentarios de que todos caminaríamos de pueblo en pueblo y por temor a eso nos fuimos a la puna, dejando nuestras escuelas […] En ese entonces tenía 13 años. Me retiré de la escuela en el mes de noviembre de 1982.” Reyna Quichua.
Hoy recordamos un hecho que tiene como escenario el distrito de Santiago de Lucanamarca, provincia de Huanca Sancos, ubicado al sur de la región Ayacucho. Una masacre ocurrida el 3 de abril de 1983, recordó a los peruanos la existencia de este poblado rural ubicado entonces a 7 horas por carretera desde la ciudad de Huamanga, capital de Ayacucho. En ella murieron 69 peruanos y peruanas, cuya muerte fue reconocida por el Estado 19 años después, quedando aún aspectos alrededor de esta masacre y posteriormente a ella, que deben esclarecerse.
Sendero Luminoso en Huanca Sancos
En Huanca Sancos, diversas comunidades como Lucanamarca, Sacsamarca, Pallcca, Manchiri, entre otras, fueron gravemente afectadas por el conflicto armado interno. Sendero Luminoso inició sus acciones de proselitismo en esta zona a comienzos de los años 80, ganando adeptos y cierta credibilidad entre los campesinos. El abandono estatal y la falta de oportunidades, impulsó a muchos pobladores a involucrarse con Sendero Luminoso, especialmente los más jóvenes.
“Había un grupo de jóvenes que habían aceptado a Sendero y ese grupo por supuesto como eran hijos de Lucanamarca, ingresaban a la plaza, a la comunidad a incentivar y hablar. Toda esa gente Curitomay, los Ruiz estaban. Después, ya abrazaron esa política para participar en esa lucha armada apoyando a Sendero Luminoso, para vencer al Estado. Ya tenían que convencer a la población y tenían que hacer reuniones...Olegario lideraba, él había participado en muchas acciones, nosotros no sabemos, en diferentes lugares, fuera de Lucanamarca. Estos muchachos estuvieron estudiando, pero no han terminado la secundaria. Pero los de Huarcaya sí eran universitarios, ellos sí eran universitarios, Olegario no terminó la secundaria, y así creo que los han convencido”. (Pobladora de Santiago de Lucanamarca, 52 años, COMISEDH, 2007).
Con el inicio de las acciones armadas, Sendero Luminoso declaró a Huanca Sancos como zona libertad -implicaba el control absoluto del territorio- realizando cambios sustantivos en la conformación de las autoridades locales, en el comercio, así como en nuevas formas de control social y redistribución de tierras y ganado (CVR, 2003). Estas acciones se realizaron de manera violenta y con acciones punitivas, dándose inicio a una etapa marcada por atropellos y asesinatos.
“Acá hubo venganza… muchos inocentes han muerto. Venganzas entre nosotros por terrenos, por estancias… si alguien tenía más terrenos la gente decía -tiene más, hay que matar- eso ha reinado también. Esos senderistas cuando llegaban, hacían asambleas y nos hacían marchar, nos hacían gritar –todos los gamonales, empresarios, hasta los perros comen arroz y fideos y nosotros qué, esa vida vamos a acabar y nosotros vamos a llegar al poder, allí todos vamos a comer igual-…” (Pobladora de Santiago de Lucanamarca, 65 años, COMISEDH, 2007)
Los pobladores de Huanca Sancos reaccionaron ante esta situación y se levantaron contra la opresión senderista, produciéndose cruentos enfrentamientos y asesinatos en lugares como Sancos y Sacsamarca. El levantamiento de los pobladores en Huanca Sancos, tuvo en Lucanamarca un desarrollo particular. Los pobladores se organizaron de manera similar a lo que después se conocerían como los comités de autodefensa, dando muerte a la mayoría de cabecillas senderistas. “Nos matamos entre hermanos”, señalan los pobladores.
“… Decíamos cómo vamos a voltearnos si no teníamos armas y pensamos en valernos de las Fuerzas Armadas o sino enfrentarlos y defendernos como sea, con nuestras warakitas, con lanzas para matar chanchos. Queríamos que se vayan de la comunidad y no permitir que vuelvan. Nuestro temor fue cómo empezar a reaccionar si eran nuestros hijos y paisanos a los que teníamos que matar…” (Poblador de Santiago de Lucanamarca, 57 años, COMISEDH, 2007)
Luego vendría la represalia del 3 de abril de 1983. La dirección nacional de Sendero Luminoso ordenó una acción punitiva contra estas comunidades y Lucanamarca fue objeto de una masacre en la que fueron asesinadas 69 personas.
“Frente al uso de mesnadas y la acción militar reaccionaria respondimos contundentemente con una acción: Lucanamarca, ni ellos ni nosotros la olvidamos, claro, porque ahí vieron una respuesta que no se imaginaron, ahí fueron aniquilados más de 80, eso es lo real; y lo decimos, ahí hubo exceso, como se analizara en el año 83, pero toda cosa en la vida tiene dos aspectos: nuestro problema era un golpe contundente para sofrenarlos, para hacerles comprender que la cosa no era tan fácil; en algunas ocasiones, como en ésa, fue la propia Dirección Central la que planificó la acción y dispuso las cosas, así ha sido... (...) ahí lo principal fue hacerles entender que éramos un hueso duro de roer, y que estábamos dispuestos a todo, a todo (...).” (presidente Gonzalo rompe el silencio. Entrevista en la clandestinidad, El Diario, 1988)
Más tarde, con la presencia policial y militar, los pobladores fueron objeto de violaciones a los derechos humanos. Las autoridades del Estado no entendieron la profunda significación del levantamiento de estas poblaciones contra Sendero Luminoso.
En Lucanamarca existen memorias contrapuestas sobre lo que pasó durante el conflicto armado interno, dichas memorias no permiten a los pobladores de Lucanamarca vivir en paz ni encarar su futuro de manera común. Tales memorias, en sus dimensiones de recuerdos y olvidos, privilegian naturalmente los hechos que afectaron directamente y de manera diferente a los pobladores.
La Comisión de la Verdad y Reconciliación en Lucanamarca
La masacre de Sendero Luminoso en el distrito de Santiago de Lucanamarca, fue uno de los aspectos que la CVR investigó en profundidad, aportando a su esclarecimiento, así como importantes elementos para el logro de la justicia por parte de los pobladores.
En tanto la zona fue objeto de la mayor masacre senderista conocida en el país, la CVR decidió realizar un conjunto de trabajos aparte del recojo de testimonios de las víctimas de la violencia. Así, investigó la masacre del 3 de abril, desarrolló estudios en profundidad, impulsó la exhumación de los restos de sus 69 víctimas, realizó un acto de reconocimiento y dignificación de éstas víctimas en la ciudad de Lima, y, conjuntamente con el Ministerio de la Mujer y con el apoyo de entidades de cooperación internacional, se construyó el pabellón de nichos en el nuevo cementerio de Lucanamarca, en el que se dio sepultura a las víctimas de la masacre. Asimismo, se prestó especial atención al estudio del caso Lucanamarca junto con el de las comunidades de Sacsamarca y Sancos. La CVR señala en su informe final que:
“El estudio de la masacre de Lucanamarca es importante porque, en primer lugar, marca el inicio de la política de represión masiva de parte del PCP-SL en el escenario político nacional. Igualmente, es un caso que nos ilustra claramente que la población no fue un agente meramente pasivo, sino que también hubo muestras de resistencia frente a los grupos subversivos.” (Comisión de la Verdad y Reconciliación, 2003)
En el documento “Lucanamarca: una terca esperanza”, la CVR narra la historia de la masacre.
“Diecinueve años después, la Comisión de la Verdad y Reconciliación ha decidido sacar a la luz esa muerte que anidaba en las quebradas cercanas al pueblo (…) Esta es la crónica de los hechos, pero también la historia de la terca esperanza de un pueblo que una vez se enfrentó al terror y ahora enfrenta al futuro.” (Comisión de la Verdad y Reconciliación, 2003).
Historias representativas de la violencia
En el Informe Final de la CVR, en las historias representativas de la violencia, en el caso de la violencia en las comunidades de Sacsamarca, Sancos y Lucanamarca existen importantes elementos que nos permiten tener una visión inicial de la historia del conflicto en esta zona.
Este estudio, señala que tras el inicio de las actividades abiertas del PCP-SL en Huanca Sancos, en octubre-noviembre de 1982, se inicia una escalada de rebeliones en la región contra el PCP-SL. Los pobladores estaban inconformes con el sometimiento al que habían sido obligados en todo sentido, que nos les permitía desarrollar sus actividades normalmente. Al respecto, Coronel señala que “Sendero a partir de una visión dogmática de clases sociales buscaba un control absoluto del espacio y la cotidianeidad de las poblaciones.” (Coronel, 1999)
Esta escalada de rebeliones se habría iniciado en febrero de 1983 en Sacsamarca con el asesinato de algunos líderes senderistas. Posteriormente, las comunidades de Sancos y Lucanamarca también se rebelaron. En respuesta, el 3 de abril de 1983, Lucanamarca sufre la incursión del PCP-SL asesinando a un total de 69 personas (entre mujeres, ancianos y niños), en varios lugares del distrito. (Comisión de la Verdad y Reconciliación, 2003)
Coronel explica que Sendero Luminoso en su propia lógica de control territorial “... arrasaron con todo aquello que se opusiera o simplemente se abstuviera a su hegemonía política. Esta lógica los llevó al arrasamiento de 420 comunidades campesinas...” (Coronel, 1999)
La masacre de Lucanamarca, según el informe final de la CVR es el evento más trágico que marca el punto más alto de la escalada de violencia en la región. Sin embargo, la rebelión de los pobladores de Lucanamarca tiene particularidades que la diferencian de las otras dos rebeliones que la anteceden (Sacsamarca y Sancos) que es necesario evidenciar para el entendimiento integral del proceso de violencia en esta región.
El Caso Lucanamarca
Lucanamarca se convirtió en uno de los casos emblemáticos que la CVR investigó y recomendó al Ministerio Público para su judicialización en agosto de 2003. La Unidad de Investigaciones Especiales de la CVR concluyó que la masacre fue cometida por la Fuerza Principal del Comité Zonal Cangallo-Fajardo del PCP-SL cuyos integrantes, provistos de hachas, machetes, cuchillos y armas de fuego, iniciaron su ataque en un recorrido que comprendió las zonas de Yanaccollpa, Ataccara, Llaqwa, Muylacruz y culminó en el pueblo de Lucanamarca, con un saldo de 69 campesinos muertos, conforme se detalla en el informe remitido por la CVR a la Fiscalía de la Nación. (Comisión de la Verdad y Reconciliación, 2003)
El 13 de octubre de 2006, la Sala Penal Nacional condenó a cadena perpetua a Manuel Rubén Abimael Guzmán Reinoso y Elena Yparraguirre Revoredo, y a veinticuatro años de pena privativa de libertad a Oscar Alberto Ramírez Durand por los delitos de terrorismo y homicidio calificado. La sentencia concluyó que los hechos estaban plenamente acreditados, así como la comisión de los delitos denunciados y la responsabilidad de los imputados. Asimismo, la sentencia estableció la responsabilidad penal de la Dirección Central del PCP-SL, como responsable de la orden directa para la realización del ataque a la población de Lucanamarca.
Finalmente, el 14 de diciembre del 2007, la Segunda Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de la República (Masacre de Lucanamarca, 2007), acogió en su totalidad, las consideraciones de la Sala Penal Nacional emitieron la Ejecutoria Suprema acerca de la forma y circunstancias en que se produjo la masacre de Lucanamarca, confirmando la sentencia condenatoria dictada contra los máximos líderes del PCP-SL como responsables del asesinato de las 69 víctimas identificadas. Esta resolución judicial marca el final del largo camino recorrido desde octubre del 2002 por COMISEDH, la CVR, el Ministerio Público, la Procuraduría Especializada para Delitos de Terrorismo y el Poder Judicial para la adecuada investigación y sanción de uno de los más atroces crímenes contra los derechos fundamentales cometido por la organización terrorista PCP-SL.
Lima, 3 de abril de 2021.
[1] Carola Falconí, investigadora y directora ejecutiva de COMISEDH.
[2] Caminantes es la traducción de la palabra quechua “puriqkuna” que es una de las formas en que los campesinos denominaban a los senderistas.
[3] Los militantes del PCP-SL se llamaban entre sí “compañeros”. La palabra era usada por los pobladores para identificar a los senderistas.