COMUNICADO
A PROPOSITO DE LA MUERTE DEL LIDER SENDERISTA ABIMAEL GUZMAN
“Frente al uso de mesnadas y la acción militar reaccionaria respondimos contundentemente con una acción: Lucanamarca, ni ellos ni nosotros la olvidamos, claro, porque ahí vieron una respuesta que no se imaginaron, ahí fueron aniquilados más de 80, eso es lo real (…) nuestro problema era un golpe contundente para sofrenarlos, para hacerles comprender que la cosa no era tan fácil; en algunas ocasiones, como en ésa, fue la propia Dirección Central la que planificó la acción y dispuso las cosas, así ha sido.”[1]
Ha muerto Abimael Guzmán Reynoso, y si bien sus familiares tienen derecho a recibir y enterrar sus restos, el país no puede permitir la construcción de mausoleos o lugares de peregrinación que conduzcan a la exaltación de este nefasto personaje. Por el contrario, esta muerte es una oportunidad para realizar una profunda reflexión sobre lo ocurrido en el Perú a partir de la declaratoria de guerra que Guzmán le hizo al país en mayo de 1980. En ese sentido, COMISEDH señala lo siguiente:
Debemos recordar y rendir homenaje a todas las víctimas del terrorismo: autoridades, políticos, sindicalistas, profesores, miembros de las FFAA y policiales, miles de campesinos y nativos ashaninkas, entre otros.
- Es necesario volvernos a preguntar qué pasó, por qué pasó, qué consecuencias trajo y si hemos cumplido con las garantías de no repetición de la tragedia que vivimos.
- La difusión y debate del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), tanto en su contenido como sobre todo en sus recomendaciones, es una tarea pendiente, así como incluirlo en todos los niveles de la educación en el Perú. Una gran mayoría de jóvenes no saben quién fue Abimael Guzmán Reynoso y menos qué pasó en esos años aciagos.
- No debemos permitir que sus rezagos en el VRAEM o sus agrupaciones de fachada, continúen desarrollando actividades terroristas ni penetren el aparato de Estado y sobre todo el educativo.
- Debemos impedir se construya cualquier tipo de memorial sobre Guzmán, que posibilite homenajes o celebraciones de sus seguidores.
- El país tiene el derecho de conocer algunos hechos desconocidos o poco difundidos, más allá de la masacre de Lucanamarca, que ejemplifiquen la barbarie del terrorismo como las masacres de Soras (109 muertos en un solo día), o los aproximadamente 8,000 ashaninkas que murieron en una suerte de campos de concentración en la selva central, por acción de Sendero Luminoso.
- Hay que recordar que contrariamente al accionar terrorista de Guzmán, este fue sentenciado a cadena perpetua como producto de un juicio abierto, transparente con todas las reglas del debido proceso y el derecho a la defensa, como es propio de una verdadera democracia.
- La tarea para que la tragedia del senderismo no se vuelva a repetir no está todavía cumplida: el proceso de justicia transicional (verdad, justicia, reparación, memoria) es deficiente y está inconcluso, las recomendaciones de la CVR para que estos hechos no se repitan, en su mayoría no han sido cabalmente cumplidas.
- Apelamos a la unidad más amplia y sólida del país para evitar que estos hechos de violencia se vuelvan a repetir.
Lima 11 de setiembre de 2021.
Consejo Directivo
COMISEDH
[1] “Entrevista del Siglo”, Guzmán asume la responsabilidad de la masacre de Lucanamarca. Diario de Marka. 1988.